El elefante de Zimbabwe, otro tema tabú.

A principios del siglo pasado el gobierno y empresarios chinos visitaron los países de África para ofrecer una red de líneas ferroviarias a cambio del derecho exclusivo del manejo, explotación y sacrificio de los elefantes. Al enterarse de esta situación, el Safari Club Internacional decidió intervenir y ofrecer la misma infraestructura sin costo, bajo la condición de no hacer el trato con los chinos, salvando así la especie en cuestión. 

A tres meses del acontecimiento del león Cecil, la cacería se vuelve a llevar los titulares, siendo esta vez un elefante el protagonista. Este ejemplar tenía entre cuarenta y sesenta años de edad, con un peso de más de cuatro toneladas. A pesar del descontento mundial por tales eventos, debemos preguntarnos si es realmente la cacería el acto sin corazón que la gente profesa. 

Únicamente en Zimbabwe existen alrededor de setenta mil elefantes, lo cual quiere decir que estos animales NO están en peligro de extinción. De hecho, la población ideal para mantener a la especie sana, alimentada y protegida es de treinta y cinco mil elefantes, habiendo así una sobrepoblación.

En cuanto a los mamíferos, está estrictamente prohibido que se maten a hembras o a animales jóvenes, es decir, solo se pueden cazar animales machos y viejos por la sencilla razón de que ya no son factores de reproducción. Si un cazador no interviene en la vida de un animal, como lo es el elefante, este se separará de la manada, aislándose para vivir sus últimos días o meses enfermos o sufriendo y muchas veces siendo comido vivo por otros animales, es decir, agonizando. 

El cazador juega un importante papel aquí, ya que además de pagar una gran suma de dinero, hará que el animal muera de manera rápida y sin dolor, sacando provecho de todo lo que el elefante tiene que ofrecer.

Lo que poca gente sabe es que el cazador desempeña un papel importante en la preservación de los animales ya que debe pagar por un permiso para poder llevar a cabo el acto. En este caso, el cazador tuvo que pagar un monto de sesenta mil dólares, dinero que será utilizado no para engrandecer la economía de un particular, sino, para proteger el entorno en donde viven estos animales y financiar las patrullas que constantemente vigilan que ningún cazador furtivo o comercial haga de las suyas.

Por otro lado, el cazador está interesado en los trofeos, es decir, la piel, los colmillos o las orejas. Los sobrantes del animal no son abandonados como la mayoría de la gente piensa; por el contrario, la carne del elefante es distribuida entre los habitantes más pobres del lugar. En el caso de este gran elefante macho, se podrán alimentar a aproximadamente quinientas personas por algunas semanas, combatiendo así pues la hambruna de los lugareños. 

Así mismo, con los millones de dólares recaudados anualmente gracias a la caza, se incrementa el número de personas empleadas para el patrullaje y la preservación de los animales en peligro de extinción. 

Se debe hacer hincapié en la diferencia entre el cazador deportivo y el furtivo.

Al cazador furtivo se le paga para que ilegalmente mate animales y mutile las partes interesadas para la comercialización. El cazador deportivo paga derechos e impuestos y arriesga su vida para practicar su afición, con la cual se crean empleos, se alimenta a la aldea y se crea una ayuda constante para proteger el entorno y a sus animales.

Datos interesantes de la cacería.

• En el año 1995 en Suecia existía una población de seis osos únicamente. A partir de que el gobierno permitió la caza deportiva en este país, la población actual de los osos supera los cien mil ejemplares. 
• En Sudamérica los países han optado por proporcionar la cultura y el turismo cinegético después de darse cuenta de que esta actividad garantiza la protección y reproducción de las especies en peligro de extinción. 
• En México tenemos un sistema llamado UMAS, que son unidades de aprovechamiento cinegético, mediante el cual se controla la caza al permitir que esta se realice únicamente en ciertas áreas y para determinadas especies y cantidades limitadas. A quien se sorprenda practicando la caza fuera de estas zonas y en épocas de veda se les sanciona fuertemente, incluyendo la cárcel.

La próxima vez que veas que un animal ha sido cazado legalmente, recuerda todo lo que hay detrás, a todos los pobres que han alimentados y empleados y a todas las especies que han sido protegidas.